Pausa ajena inmaculada
no contempla en escarmiento
dando pie a arrepentimiento
de ciudadela olvidada.
–
Se fusiona en un tormento
o se relaja aliviada
cuando confiando momento
resulta fin de velada.
–
Hora que hunde los cimientos
de plan que celos forjaba
con excesos de ornamento
engañando al que anhelaba.
–
Procura que sin ostento
recupere la añorada
condición de pez contento
que en libertad navegaba
–
Hora que giró mi tiempo
tiempo que no controlaba
cristal se tornó cemento,
maldita hora arrastraba
mi sueño, mi juramento.
–
Hora me abrió en horcajadas.
–
Hora se volvió un intento
en fallo que repuganaba.
–
Es la hora del reintento.