-Primera Parte-
-¿Te irías conmigo?- Su voz tentaba.
-¿cuán lejos? -preguntó en un sonrojo.
-Estaremos juntos-Aclaró él con firmeza, mirándola a los ojos, elevando las cejas.
-Si es así, pues sí.-emanaba pasión adolescente.
-En un mes vendré por ti, es mi promesa.
Ella lo atacó con un beso intempestivo y húmedo que le supo a cenizas; así los dos que le diese antes, pero mágicos como todo en torno al joven.
Llegó a casa en un brinco de alegría. La madre en el sofá reparaba en un retrato a lápiz que pinzaba entre los dedos. Gabi palideció al reconocer a su Sergio en la cuartilla.
-¿Cómo lo has conseguido?-reclamó descompuesta.
Su mamá sobresaltada acogió el dibujo en su pecho.
-¿Conseguir qué?- impuso.
-¿De dónde lo conoces?-Insistió la chica.
-¿Acaso lo conoces tú?
– Si, has de saber -bajó la vista -Es Sergio, un amigo especial.
-No hija, no sería tu amigo.-inhaló profundamente- esto lo dejó mi hermana en el lecho de su muerte hace 17 años. Además, es a quién achacara en su delirio, un embrujo amoroso descabellado.
Gabi supo.
Segunda parte disponible en este enlace