A millas de florales
de insípida pradera
has roto los ojales
pintando matorrales
del rojo que condena
a vicios tan cabales.
–
Romero enardenado
impecable fachada
trémulas manos torpes
si rozas de pasada.
–
Bello en diez mil contornos
ofreces coronada
pasión de vil retoño
consciente de que exhalas
castañas del otoño
en tierra amontonada.
–
Sabiondo que lo nuestro
es miseria de Abdala
que ha dejado siniestro
versos que se aferraban
a planes deshonestos
que otros no velaban.
–
Déjame saturar
en tu pura cuartilla
con firma divertida
al soso que apostilla
en clásica rutina
preceptos de cotillas.
–
Solo me iré hasta el punto
del límite coherente
sin llevarte a disturbios
que dos hombres cometen
los que encaran absurdos
esquemas continentes.
–
Más yo divertiré
con lengua rebuscona
los ángulos velados
por textil que amontona
oro a ojos cegados:
Un lúdico trazado
tus muslos aprisionan.
–
Déjate provocar
a reto enajenado
pudiendo recordar
aun lleves callado
el gusto que mi dar
cebó a tu «Y» posado
sumándote a implorar
nuevo riesgo topado.
Ingenuo comensal
¡a tanto has renunciado!
–
Me alojo en tu calzado:
sonando en cada paso
a marcha de soldado.