Poesía

De loco se viste el santo

En minuto en vuestro umbral

cual besaba la montaña

tu mirada vi posar

mi lujuria no me engaña;

y me atreví a retosar

abriendo en mi paz cizaña.

Aquel tiempo intervenido,

compartido, convivido

fue placer que escapó en brotes

verde paz hallé en tus ojos

y luego sin que lo notes

fingí demanda vacía

cuando apenas renacían

hacía ti unos mil antojos.

De esos miembros de relieves

de la sonrisa elegida

pasé tardes yo prendido

¡Un náufrago que no olvida!

Menos mal no está perdida

la pauta que consonante

da matiz a la aburrida

rutina de los mutantes,

cuales somos de corrida

en este tren de influencia

que ha dejado mal nutrida

del hombre actual la consciencia.

Ten mi néctar, ten mi espada

que si te apetece más,

exige que es casi nada

si incluso me vez arder

cuando el retoño me traga

empaquetando el placer.

Es como si vistiera Prada

iendo de moza al burdel.

Y me expreso allí en tu cuello

y me miras de reojo

ridiculizas al rojo

con lo intenso que te pienso.

Eres como aquel pedido

del mas radical cliente

quién exige al dependiente

perfeccionado cumplido

compensando con pulido,

bello y capaz confidente.

A ver si en pausas de mar

en brecha entre vida y muerte

nos intentamos cruzar

con la fuerza que la mente

se aventura a destellar

si el deseo la consiente.

Te busco, te encuentro

te como, te suelto

No obstante, te cuento:

me archivo ya tu contacto

te pretendo rescatar

hasta que me encuentre harto

de tus límites cruzar,

de tan manifiesto encanto;

ayúdame a superar

las ganas que no me aguanto

de besarte desquiciado

hasta el fin de todo santo.

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