En minuto en vuestro umbral
cual besaba la montaña
tu mirada vi posar
mi lujuria no me engaña;
y me atreví a retosar
abriendo en mi paz cizaña.
–
Aquel tiempo intervenido,
compartido, convivido
fue placer que escapó en brotes
verde paz hallé en tus ojos
y luego sin que lo notes
fingí demanda vacía
cuando apenas renacían
hacía ti unos mil antojos.
–
De esos miembros de relieves
de la sonrisa elegida
pasé tardes yo prendido
¡Un náufrago que no olvida!
–
Menos mal no está perdida
la pauta que consonante
da matiz a la aburrida
rutina de los mutantes,
cuales somos de corrida
en este tren de influencia
que ha dejado mal nutrida
del hombre actual la consciencia.
–
Ten mi néctar, ten mi espada
que si te apetece más,
exige que es casi nada
si incluso me vez arder
cuando el retoño me traga
empaquetando el placer.
Es como si vistiera Prada
iendo de moza al burdel.
–
Y me expreso allí en tu cuello
y me miras de reojo
ridiculizas al rojo
con lo intenso que te pienso.
–
Eres como aquel pedido
del mas radical cliente
quién exige al dependiente
perfeccionado cumplido
compensando con pulido,
bello y capaz confidente.
–
A ver si en pausas de mar
en brecha entre vida y muerte
nos intentamos cruzar
con la fuerza que la mente
se aventura a destellar
si el deseo la consiente.
–
Te busco, te encuentro
te como, te suelto
No obstante, te cuento:
me archivo ya tu contacto
te pretendo rescatar
hasta que me encuentre harto
de tus límites cruzar,
de tan manifiesto encanto;
ayúdame a superar
las ganas que no me aguanto
de besarte desquiciado
hasta el fin de todo santo.