Así somos,
tan injustos,
tan ajenos,
como los niños de nuestro mundo
con miedo a las cenizas de nuestro propio fuego.
–
Indolentes como el plástico
que amaña a la tierra ingenua
como petróleo orgulloso
de traer las aguas negras.
–
Sin reparos en confianzas
sin reparos en lo ajeno
sin intención de labranza
con fin imperecedero.
–
Cobardes que no se anudan
a causas de los sufridos
a no ser que se prometa
mas bienes y más cumplidos.
–
Faenas intermitentes
acuden por elección
de un poder que no concede
al humano redención,
por recordar que la muerte
es la meta de los nuestros,
no vale lo que promete
la gloria de lo vivido
si al final de cada día
tal vez ya se habrá dormido
la llama que nos regresa
con el alba desmentido.
–
Cabeza abajo, mirada al suelo, tú no compartes.
👏👏👏
Me gustaMe gusta